lunes, 28 de septiembre de 2009

Quizá Los Pájaros...

La noche abre sus puertas a las sombras,
que circulan como témpanos simiescos.
La sombra escruta mi cansado corazón,
Mi corazón de nubes amalgamadas,
de incienso y vértigo,
de abismo y lujuria.
La noche inunda mi cabeza
con sus embriagantes aromas,
que recuerdan delicias olvidadas.
La noche avanza marginada
y confunde los sueños embebidos en alcohol.
El alcohol penetra en mis heridas
y fluye en mis entrañas,
y es allí donde el dolor se inflama
y evoca barcas que naufragaron inútilmente
Mi corazón tan ahogado en sangre
se apiadó de los silencios
que alimentan mi pasión
Es entonces cuando las sonrisas se mezclan
con las lágrimas que ruedan mejillas abajo,
lágrimas que brotan heridas arriba.
Es el alba quien ahora abre sus puertas
a los sonidos del alma...
Y en algún lugar de mi cuerpo
se esconde el enfermizo grito de la carne,
de los zurcos de la tierra,
de las semillas del olvido.
Es en ese rincón donde quizá los pájaros
calmen su sed de angustias.

Sí,
Quizá los pájaros...

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