La calma ruge en los helados pasillos
Entonces me acorralo con palabras
Que no me llevan a ningún lugar fuera de mi
Solo mis sombras, herencias atávicas
Lograrán hostigar a mi presa predilecta
Lúcidas e inexorables sacuden mis pretenciosos acertijos
Cuando asomo al dia con evocaciones infranqueables
Me atropellan con historias, trastabillo y pierdo el equilibrio
Cayendo en sus lúdicas acechanzas, que no me son ajenas
Son mis propias heridas ingénitas
Me descubro cazador cazado, silenciador silenciado
Declarandome asi, zona de litigio
Dispongo mis reservas de esperanza
Para anteponerlas a la pena
Vieja cadencia con variaciones,
Pero siempre la misma pena impostergable
Me defiendo como puedo pero igual quedo al descubierto
Blanco fácil de mis dardos certeros
Una vaga sonrisa y vuelvo a cubrirme con mis ropas
Que de tanto ir y venir se van sintiendo sabidas
La última visión se transforma
En el punto de partida de la próxima batalla
Y a fuerza de entregarme sin reparos,
De asediarme en callejones,
Me sé ciudad desierta...
Pesadumbre polimorfa que desata el paroxismo
Ante tanto sincronismo me repueblo
Con los mismos habitantes,
De los cuales los más necios
Pierden su rumbo, olvidan sus razones
Y no aciertan el camino de regreso
Afuera todo sucede
Sin que pueda tomar parte
Ni mudar algún ínfimo episodio
Entonces me repliego y digo basta
A esta domesticada prolongación de mi desvelo
El azul flota en los desiertos pasillos
La lluvia danza en los cristales
Mientras mi alma trata de no encontrarse
Con hierros...
Con grises...
Y vuela desenfrenada, desposeida
Ni Muerto ni dormido
Solo atascado...
Atascado como el resto
En esta absurda espera
Que habla de amores
Y no admite plegarias
sábado, 28 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario