jueves, 12 de febrero de 2009

El Que Se Marcha



Para que pueda ser, he de ser otro,
Para salir de mi, buscarme entre los otros,
Los otros que no son si yo no existo,
Los otros que me dan plena existencia
Octavio Paz


Pájaros ávidos de cielo
volarán
sobre la luz
hasta rete
ner en sus alas
toda la brisa...
todo el silencio...





Las voces estivales hablan de amor
Las manos en los bolsillos, la cabeza gacha,
de resignación fatal...
Los labios salpicados por la roja sangre del dolor
no hacen mas que abrirse ante la tragedia.
Hay en tu vientre un espacio, un vacio
que es el que he dejado al nacer
Dejame volver a el e intentemos otra muerte
pero esta vez con mayor experiencia



El alba tiene
agudas voces olvidadas,
lejanas luces,
certeras penas,
una sonrisa apuñalada
y la demencia
deambulando entre las calles




Mi voz agónica de otoños y pesares,
Mi voz volcada sobre espejos
Que devuelven los ecos del pasado.
Mi voz alzandose sobre el horizonte
Cayendo en abismos,
hundiendose en cienagas.
Mi voz desnuda y resquebrajada
Sola en la noche,
Como un grito,
pronunciando tu nombre



Vuelta al cielo tu cabeza,

Deshojando las mañanas

Te Descubres en la luz

Destrozado por mareas.

Desandando tu camino

Vas dejando el día atrás

La Sonrisa se te oculta

En los muros del pasado.

Ahora entiendes bien

Como has llegado hasta aquí.


Desde adversas madrugadas

Rojos cielos que te inflaman

Entre tanto la ternura

Se hace sitio en tu regazo.

Ardientes luces del amor

Derribando tu egoísmo,

Azotando tus pasiones

Colmándote ...




La luz de los ángeles ilumina tu rostro anochecido
Nostálgicas palabras reaniman y desnudan tu esqueleto
Entonces deambulas en los laberintos del silencio
Buscando tus manos para ocultar lágrimas que se han ido

Como una sombra insondable, tu sed de cara al viento
Como una ventana, tu corazón abierto al día
Y nuevamente tropiezas en las calles del dolor
Ya no existen palabras para tu voz desesperada

Cuantos siglos vagando perforado por recuerdos
Cuantas noches soñando con espectros
Descubres el sol y tus ojos hastiados de miserias
Buscan el cielo, el invencible e incognocible cielo





Para qué tanta mentira
Tanta codicia, para qué
Tantas esperanzas,
Tanto silencio,
Tanto pavor mortecino
Para qué tantos sueños húmedos y antiguos
Un millar de cadencias y un tiempo inexorable
Y además, el miedo
asechando en el rincón que elegimos para vivir
Para qué tantos misterios,
Tantas promesas olvidadas
Tanto olvido, para qué
Si la soledad es una curva en mi alma,
Un sitio fuera de este sitio




Ahí estas, salvaje como en el pasado
Reptando hasta alcanzar la rugosa piel
Nadie imita nuestro silencio mientras
Arde la sangre en la expectante penumbra

La luz duerme en el aire como si fuera un temblor
Entre la acongojada humanidad de tu desvelo

La rosa busca en la noche vacía
Anunciando la mañana
Que envuelve la angustiada piedra,
Anunciando ese sol que cruzará el desierto
Hacia donde se unen nuestras manos,
Hacia donde resurge el cantar de los pájaros



2 comentarios:

  1. bienvenido de vuelta a la letras!
    un abrazo, claudia vigil

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  2. Viejo creo q nunca te lo dije
    pero me arrancan la cabeza muchas
    cosas q escribís.

    Facu

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